"Las cosas que no se dicen suelen ser las más importantes"

Muchos pensamientos, sentimientos o deseos permanecen eternamente en el limbo de las palabras no dichas, como decía Isabel Allende. Puede que sea ese su lugar, sobretodo si las personas que deberían saberlas no las consideran importantes. Las palabras tienen su tiempo, su fecha de caducidad. De nada sirve decir algo cuando ya es tarde, de la misma manera que no sirve de nada darse cuenta de algo a deshora.
Cuando las cosas quedan tan lejos que ya nada puede cambiarlas parecen más importantes de lo que en su momento se consideraban. Puede que no sea hasta entonces cuando aprecies su verdadero valor. ¿No nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos del todo?
Puede que sea así, que solo sepamos ver las cosas cuando ya no podamos mirarlas.
Y aunque si hubiéramos sabido valorarlas, nada permanece. Entonces ¿qué más da? Por mucho que aprecies o valores algo, seguramente acabará pasando ese momento, siempre. Con pasar me refiero justamente a eso, a cambiar de forma, para bien o para mal, no a dejar de existir, a desaparecer.
Sabes que tienes que valorar una cosa, apreciar los aspectos positivos con todas tus fuerzas, pero aún así ese momento va a quedar atrás, generando nostalgia.

Aún no acabo de entender las reglas del juego.


“Cuando somos felices no nos damos cuenta, eso también es injusto. Deberíamos vivir la felicidad intensamente y tendríamos que poderla guardar para que en los momentos en que nos haga falta pudiéramos coger un poco.”